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¿Qué es un Banco de Alimentos?

Los Bancos de Alimentos (BdA) somos organizaciones sin fines de lucro que contribuimos a reducir el hambre, malnutrición y desperdicio de alimentos en el país, rescatando de manera trazable y segura, alimentos aptos para el consumo humano antes de que sean desechados.

Los alimentos rescatados son almacenados, clasificados y distribuidos entre entidades de ayuda comunitaria: comedores, hogares de niños y de ancianos, centros comunitarios y de apoyo escolar, entre otros.

De esta manera, se le da un valor social a aquellos alimentos que perdieron su valor comercial, evitando su desperdicio y haciendo que lleguen a las personas que más lo necesitan.

Recuperamos los alimentos a través de donaciones de empresas de la industria alimenticia o acopios, programas de recupero de frutas y verduras, rescate de mermas de supermercados, colectas y campañas, entre otras acciones.

Los Bancos de Alimentos también trabajamos para educar acerca de la naturaleza del hambre y sus posibles soluciones como también sobre la importancia que tiene una sana nutrición para el crecimiento y desarrollo humano. Contagiamos el espíritu solidario y difundimos valores humanos por medio del trabajo articulado entre los diferentes actores sociales, a fin de aunar y coordinar esfuerzos para cumplir su misión.

¿Cómo funciona un Banco de Alimentos?

¿Cómo funciona un Banco de Alimentos?

Ante una donación efectuamos un estricto control en la recepción, clasificación, almacenamiento y entrega de los alimentos, garantizando la inocuidad de los mismos. Por ello, estamos certificados por las normas IRAM NM 324:2010 Buenas Prácticas de Manufactura (BPM).

La distribución se realiza entre las organizaciones que forman parte de nuestra red y en función de la cantidad de personas, el tipo de prestación alimentaria (desayuno, almuerzo, merienda, cena) y los días que brindan ese servicio.

En el momento de retirar la mercadería colaboran con una contribución simbólica por cada kilo de alimento, de manera de fomentar un sistema solidario basado en el compromiso y la confianza mutua.

No entregamos alimentos a personas en forma individual; sólo a organizaciones con personería jurídica y cuyos destinatarios sean los niños en primera instancia.

Al tratarse de productos aptos para el consumo no aceptamos mercadería vencida ni en mal estado. Luego de la entrega a las organizaciones sociales, realizamos un informe de distribución al donante, en el cual especificamos el destino de los productos en tiempo y forma.

Por otra parte, mantenemos una relación fluida con las entidades receptoras. Brindamos capacitaciones en temas relativos a la manipulación de alimentos, elaboración de conservas, nutrición, salud y medidas de prevención. Las visitamos periódicamente para conocer su funcionamiento cotidiano, afianzar los vínculos y detectar otras carencias del medio

Nuestra historia

Nuestra historia

 

Los primeros pasos de la Fundación Banco de Alimentos Mendoza están ligados al contexto sociopolítico que atravesaba el país en diciembre de 2001. Los centros comunitarios, comedores y demás organizaciones sociales estaban desbordados a causa de la situación que se desarrollaba. Además del deterioro de la economía, existía un hecho puntual que empeoraba la situación: los planes provinciales de alimentación llevaban 3 meses sin llegar a los comedores.

Esta sensación de emergencia colectiva movilizó a un grupo de empresarios, quienes, a través de la fortaleza de cada una de sus empresas, sintieron la necesidad de apoyar a la comunidad y al derecho a la alimentación de los niños.

Se generó entonces un gran vínculo de confianza, con un emprendimiento bien gerenciado y participativo en su gestión, conformado por un consejo asesor, integrado por referentes de las organizaciones sociales, y una comisión directiva que delineaba los pasos del proyecto.

El 10 de abril de 2002 queda oficialmente creada la Fundación Banco de Alimentos Mendoza. En ella se vislumbraba una solución logística entre el alimento que se desecha -cuando podría ser consumido-, y las personas en riesgo nutricional. No se trataba de una mera distribución de comestibles sino de un complementario nexo entre dos mundos diferentes: las empresas y las personas más necesitadas.

La problemática

La problemática

 

En la actualidad, la lucha contra el hambre nos presenta múltiples desafíos. Somos conscientes de que los bancos de alimentos no son la única salida frente a este problema, sabemos que las soluciones son complejas y que implican tener en cuenta aspectos como pobreza, niñez, educación, nutrición, salud, por nombrar sólo algunos.

Sin embargo, los bancos de alimentos representan una coalición singular de tres sectores de la sociedad: el sector público (el gobierno en todos los niveles), el sector privado (la comunidad empresaria, incluyendo la industria alimenticia y los medios de comunicación) y el sector de las organizaciones. Esta coalición se desarrolla en un contexto que promueve el diálogo serio y la acción con el objetivo de hacer frente a las necesidades de personas que padecen hambre.

A través del trabajo conjunto de estos tres sectores, es posible dejar de lado los intereses particulares y orientar las acciones con el enfoque unificado de aliviar el hambre para quienes lo sufren en cada comunidad.

El destino de los alimentos

El destino de los alimentos

Trabajamos junto a 80 entidades comunitarias que cubren las necesidades alimentarias de poblaciones en riesgo nutricional. En su mayoría se trata de comedores comunitarios, jardines maternales, centros de desarrollo infantil y familiar, hogarcitos, centros de apoyo escolar.

Priorizamos aquellas organizaciones que orientan sus actividades hacia el desarrollo integral de la persona, y por su intermedio, tenemos un alcance de más de 37.000 personas destinatarias de los alimentos.

De acuerdo al tipo de organización, en general, cubren las prestaciones alimentarias de desayuno, almuerzo, merienda, y en menor medida, cena. Sin embargo, también nos encontramos con entidades que privilegian la entrega de viandas o bolsones de mercadería ya sea porque no tienen el espacio físico para funcionar como comedor, o bien, para promover el hábito de comer en familia.

Frente a una donación de alimentos, la distribuimos en función de las características de la organización: cantidad de niños que asisten, el tipo de prestación alimentaria (desayuno, almuerzo, merienda, vianda, bolsón) y la cantidad de días que brindan ese servicio.

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